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viernes, 29 de octubre de 2010

INTRODUCCION

Existe una nueva epidemia que está amenazando la salud e, incluso, la vida de los adolescentes: la anorexia y la bulimia.
 La importancia que se concede al aspecto físico en la cultura occidental  influye a muchas personas que se sienten descontentas con su imagen.
Antes de hablaros de los síntomas de estos trastornos, me gustaría que reflexionemos acerca de nuestra cultura y de una etapa de la vida bastante complicada, la adolescencia. Parece que tanto la anorexia como la bulimia son especialmente frecuentes desde los años 80, en la cultura de los países desarrollados y en la segunda década de la vida. 
Los medios de comunicación tienen mucho que ver con todo esto: constantemente nos llueven mensajes acerca de lo que constituye ser una persona atractiva y de éxito, especialmente dirigidos a las chicas. La belleza física aparece siempre asociada al éxito social y profesional. Todos conocemos los nombres de las top-models, pero a casi nadie le suenan los nombres de mujeres con logros personales tan importantes como descubrir tratamientos eficaces para una enfermedad o defender los derechos humanos. Las librerías, los programas de televisión, las películas nos ofrecen abundantes modelos de cuerpo ideal que no son de ningún modo ideales: primero porque muchas veces los modelos son montajes de varias fotos retocadas y no existen en la realidad; y segundo, porque es subestimar a las personas el condenarlas al éxito o al fracaso por uno solo de sus múltiples atributos, el aspecto, que además es una de las características más determinadas genéticamente y por lo tanto menos controlable (talla y peso). De la misma forma que se nos recuerda cómo debemos ser (altos, estilizados, guapos, vestidos a la última) se nos sugiere cómo podemos conseguirlo: dietas milagrosas, operaciones de cirugía estética, productos de belleza y ropa de esa que llevan las escuálidas modelos que vemos en los desfiles. ¿Os habéis dado cuenta de que todas las propuestas son bastante caras, y que no se nos ofrecen alternativas más económicas y saludables como hacer ejercicio, comer de forma equilibrada o simplemente dejar de preocuparnos tanto por nuestro aspecto y dedicarnos a cosas más interesantes para resultar más atractivos?.
Por todo esto hablar de anorexia y bulimia es cuestionar nuestra cultura. Necesitamos una renovación de nuestros valores y de nuestras conductas. Necesitamos, sobre todo, definir lo atractivo con parámetros más amplios, para que la mayoría de las personas, y no sólo una pequeñísima parte, pueda sentirse bien con su apariencia personal. Necesitamos poner énfasis en otras características (ingenio, integridad, talento, inteligencia, sentido del humor...) a la hora de evaluar la valía de las personas. En este sentido las medidas que desde el mundo de la política, de la moda o de la salud se están tomando son prometedoras porque van dirigidas a la raíz de estos problemas.

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